Hace unos días me encontraba en mi centro de trabajo con muchas ideas rondándome la cabeza. Ideas que correspondían a una serie de cambios que estaban por darse en mi vida y ante los cuales sentía cierto temor. Para ser sincero, ya tenía varios días con esos pensamientos dentro de mi cabeza. Pero una mañana decidí amanecer con una actitud distinta y con la firme intención de hacerle frente a los cambios que se avecinaban para mí.
Estaba decidido a asumir los riesgos de los cambios. Mientras estaba en mi centro de trabajo, pensando en cómo sería mi vida después de la decisión que había tomado, apareció una señora anciana a preguntarme si vendíamos radios FM portátiles. Le ofrecí un reproductor Mp3 con radio y con una sonrisa me dijo que era mucha tecnología para ella. Y de pronto, mirándome a los ojos, pronunció algo que me dejó más que sorprendido: “No le tengas miedo a los cambios; todo cambio es bueno según cómo lo enfoques y lo decidas”.
La verdad, me quedé de una pieza, porque fue como si ella hubiera leído mis pensamientos. Me dejó sin palabras. Y agregó: “La vida es un constante cambio. Hoy tienes algo, mañana no lo tienes; hoy estás aquí, mañana no sabemos. Pero en lugar de preocuparnos por ello, deberíamos preocuparnos más en disfrutar cada momento de nuestras vidas y procurar ser felices. Nosotros somos los dueños de nuestra vida y de nuestros pasos, nosotros decidimos hacia dónde queremos ir y cómo queremos llegar; así que todo cambio es bueno en la medida que tú lo quieras así y que pongas todo tu empeño en que ello valga la pena”. Dicho esto, me regaló una sonrisa con la promesa de regresar a mirar más productos con más paciencia, y se retiró.
Ya en mi casa, en la tranquilidad de mi habitación, me puse a reflexionar en las palabras de la señora. Y es verdad. Muchos de nosotros tenemos miedo a los cambios: cambio de trabajo, cambio de domicilio, cambio de pareja, etc. Y dejamos que la preocupación nos invada, y que ello consigo traiga la tristeza y en muchos casos hasta la depresión; y más si nos sentimos solos sin tener a quién recurrir en busca de un consejo o una palabra de aliento. Pero debemos ir más allá, y mirar siempre las cosas con optimismo, todo depende del cristal con que miremos las cosas.
Por lo tanto, reafirmo que todo cambio es bueno. Y si tú en este momento te encuentras desmotivado, o sientes que has perdido el rumbo de tu vida, CAMBIA de actitud y comienza a mirar la vida con mayor optimismo; piensa que cada día tiene su propio afán y que la vida renueva sus promesas en cada amanecer. Y, como reza un dicho, si el día a día te muestra mil razones para llorar, tú demuéstrale que tienes mil razones para sonreír.
Autor: Manuel Orlando Miranda Noblecilla.
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