Una de las casi infaltables condiciones que la empresa de hoy ofrece a los profesionales que pretende captar a través de los miles de anuncios de empleo que salen a diario es: “grato ambiente de trabajo”, para hacer referencia a lo que podría traducirse como una buena oficina, quizá ubicada en una zona importante, un equipo de profesionales con calidad humana, buen mobiliario, tecnología, etc. Pero, ¿qué ocurre cuando el “grato ambiente” de trabajo se vive durante mucho tiempo llegando a formar parte de la llamada “rutina”? ¿Qué pasa cuando el trabajo del individuo se vuelve meramente reactivo? La respuesta es obvia: se quiera o no, afectará al usuario y/o consumidor final.
En este punto puedo recordar el claro ejemplo de ciertas oficinas públicas en las cuales tenía que realizar unos trámites urgentes. El mobiliario e infraestructura tenían la más alta nota, sin embargo en el rostro de los empleados la expresión era de “monotonía” y se reflejaba fielmente durante su atención al público, de la que no pretendo quejarme más.
Se puede afirmar, entonces, que se requieren otro tipo de estímulos en el ambiente laboral, uno de estos estímulos, psicológicamente poderosos, se encuentra al alcance de todos: la música, que en medio de la rutina del día y la agitación propia que conlleva el trabajo, es definitivamente, un descanso emocional y psicológico para el ser humano. Tchaikovski, el famoso compositor ruso, dijo alguna vez: “En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco”.
Asimismo, se ha comprobado a través de la experiencia y demostrado científicamente por medio de estudios psiquiátricos, que la música puede provocar, cambiar y reafirmar –con sólo melodías instrumentales- diversos estados de ánimo y conducta como la alegría, la tristeza, la melancolía, la satisfacción, entre otros. Aún, dicen otros especialistas, puede alterar el funcionamiento de nuestro cuerpo, de ahí el origen de ciertas disciplinas como la musicoterapia, que colabora en la rehabilitación de personas afectadas por diversas enfermedades.
Es por ello que este estímulo sonoro puede contribuir notablemente a mejorar el ambiente de trabajo, evitando rutinas y motivando comportamientos y actitudes positivas frente a las obligaciones y tareas del día. Como muestra se ha comprobado en España que 2600 pymes que utilizaron música en su entorno de trabajo mejoraron notablemente sus ventas durante el año pasado y es que según un importante centro de investigación del mismo país la música en el trabajo, además de “poner de buen humor”, fomenta la creatividad y ayuda al aumento de la memoria en los trabajadores de oficina.
¿qué ocurre cuando el “grato ambiente” de trabajo se vive durante mucho tiempo llegando a formar parte de la llamada “rutina”?
Sin embargo, es necesario saberla utilizar, pues no todo género musical ni toda melodía son aptos para darse en el trabajo, asimismo, tampoco se debe abusar de su uso, pues si bien fomenta actitudes positivas, puede generar distracciones en momentos u horas en los que se requiere de mayor concentración por parte del personal.
Finalmente, es necesario y muy importante recordar que el grado de eficacia del estímulo musical va de la mano con el grado de satisfacción que tengan los empleados con la empresa en general y con el uso eficiente de las motivaciones intrínsecas, extrínsecas y trascendentales por parte de esta.
Autor: Lic. LUIS RICARDO PINEDO PORTILLA